Mi problema con.... La llegada de la tecnología
Hoy les traemos otra reseña de la vida: La llegada de la tecnología al Perú. De mano de una nueva autora y reseñista que se une a nuestro stock de profesionales.
Por Cindy 80's
Fui adolescente en una época en que nuestro querido país era gobernada por seres extraterrestres que dispusieron que nuestras fronteras se cerraran a todo tipo de posible contagio de conocimiento social y científico, entre este último el avance tecnológico, imagínense que para contar con un reproductor CD se tenía que acudir al mercado negro (contrabando o objetos robados en venta en la Cachina), o sea debías esperar a que oscureciera y embargado de miedo acudir a inmediaciones del hoy sede de los Juzgados de familia (Parque Universitario) o, a las Malvinas (avenida Argentina) y rogar que a alguna pobre víctima le hubieran robado el objeto que pretendías adquirir. O sea, nuestro querido gobierno (de mi época) no solo pretendía mantenerte ignorante sino que te inducía a cometer delito de receptación.
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Cuando las fronteras se abrieron y nos cayó de golpe sobre sobre la cabeza Internet y Cable Mágico, no sabíamos que hacer, todo parecía una película de ciencia ficción, los países capitalistas habían avanzado años luz a comparación del nuestro y por supuesto entre ellos nuestro enemigo imaginario: Chile. Los países socialistas se derrumbaban y toda la teoría absurda de un socialismo utópico pasó a ser eso.
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Entonces, nuestra tecnología obtenida ilícitamente y en la creencia de que era lo máximo, pasó a ser obsoleto, tecnología de museo y hasta basura, y encima, la moneda se devaluó tanto, que no había posibilidad de ponerte al día y entonces pasamos a ser clientes de cabinas de internet y volvimos al delito, o sea adquirir tecnología de vanguardia de segunda (objetos robados a los pudientes).
A la fecha parece que andamos a la par del resto del mundo, verdad?, pero tanto tiempo en las tinieblas dio como fruto generaciones de retrasados mentales apegados a una cultura de de escases difícil de superar y nuestra herencia aún perjudica a las nuevas generaciones.
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Por Cindy 80's
Fui adolescente en una época en que nuestro querido país era gobernada por seres extraterrestres que dispusieron que nuestras fronteras se cerraran a todo tipo de posible contagio de conocimiento social y científico, entre este último el avance tecnológico, imagínense que para contar con un reproductor CD se tenía que acudir al mercado negro (contrabando o objetos robados en venta en la Cachina), o sea debías esperar a que oscureciera y embargado de miedo acudir a inmediaciones del hoy sede de los Juzgados de familia (Parque Universitario) o, a las Malvinas (avenida Argentina) y rogar que a alguna pobre víctima le hubieran robado el objeto que pretendías adquirir. O sea, nuestro querido gobierno (de mi época) no solo pretendía mantenerte ignorante sino que te inducía a cometer delito de receptación.
(Aun con todo el contrabando nunca logre hacerme con un Walkman de CD... Tuve que hacer el salto directamente al ipod y sangrando)
Cuando las fronteras se abrieron y nos cayó de golpe sobre sobre la cabeza Internet y Cable Mágico, no sabíamos que hacer, todo parecía una película de ciencia ficción, los países capitalistas habían avanzado años luz a comparación del nuestro y por supuesto entre ellos nuestro enemigo imaginario: Chile. Los países socialistas se derrumbaban y toda la teoría absurda de un socialismo utópico pasó a ser eso.
Entonces, nuestra tecnología obtenida ilícitamente y en la creencia de que era lo máximo, pasó a ser obsoleto, tecnología de museo y hasta basura, y encima, la moneda se devaluó tanto, que no había posibilidad de ponerte al día y entonces pasamos a ser clientes de cabinas de internet y volvimos al delito, o sea adquirir tecnología de vanguardia de segunda (objetos robados a los pudientes).
( y años)
A la fecha parece que andamos a la par del resto del mundo, verdad?, pero tanto tiempo en las tinieblas dio como fruto generaciones de retrasados mentales apegados a una cultura de de escases difícil de superar y nuestra herencia aún perjudica a las nuevas generaciones.
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